Los Fugitivos y Apóstatas del Opus Dei

junio 8, 2007

Iván de ExOpus

El hecho de que los laicos no pertenezcan al Opus Dei tras ser Prelatura personal ha sido tan bien escamoteado por sus mandos (ver La Traición del Opus Dei a los Laicos) que en el último libro crítico sobre esta Institución, su autor, Fernando de Orbaneja, se extraña de lo siguiente:

En el Codex [Código de Derecho Particular de la Obra de 1982] han suprimido algo muy curioso, las definiciones de «fugitivo» y de «apóstata» [que existen en las Constituciones de 1950]. Llaman fugitivo al numerario u oblato que abandona la residencia, aunque sea con ánimo de regresar, y está obligado a volver, pero se le priva de cualquier cargo, entre «otros castigos proporcionados a la culpa». Y llaman apóstata al que después de pronunciada la fidelidad se separa ilegítimamente del centro al que pertenece; queda privado de todos los privilegios «y además debe ser castigado por los superiores con otras penas según la gravedad de la culpa» (Opus Dei. La Santa Coacción, Fernando de Orbaneja, pág, 226-227).

La causa de esas supresiones que tanto extraña a Orbaneja es muy simple: hasta 1982 los laicos pertenecían al Opus Dei y por eso las leyes contemplaban la posibilidad de que le abandonaran sin permiso, lo que se tradujo en las figuras de apóstata y fugitivo arriba vistas; a partir de entonces los seglares ya no son de la Obra porque pasan a ser simples cooperadores (orgánicos) suyos, y ese cambio se tiene que traducir en la legislación del Opus Dei que ya no puede obligarlos a mantener ninguna residencia, por lo que a la fuerza tienen que eliminarlas de su Codex.

Conclusiones:

1. No hay pena alguna, ni divina ni humana, para un laico cooperador de institución eclesiástica que deja de serlo y se va. Por ello, para dejar al Opus Dei no se precisa la dispensa de su Prelado, sino, literalmente, tomar la puerta y marcharse.

2. ¿Hasta cuándo y de cuántas maneras habrá que repetir la realidad de que los laicos no pertenecen al Opus Dei para que la gente se dé cuenta de ello y obre en consecuencia?

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La Traición del Opus Dei a los Laicos

junio 7, 2007

Iván de ExOpus

1. Hasta el año 1982 tanto los seglares como los clérigos eran iguales en el Opus Dei. Así, desde el comienzo de los cincuenta eran socios de un Instituto Secular al que se unían por medio de votos privados de pobreza, castidad y obediencia (mas para la Iglesia, aunque privados, si que tenían categoría jurídica vinculante).

2. Esa situación era buena tanto para los laicos como para los sacerdotes, ya que les igualaba dentro del Opus Dei, al tener todos los mismos derechos y obligaciones, los que conlleva ser socio de una Institución.

3. El máximo poder dentro de la Iglesia lo ostentan los obispos con pueblo encomendado (sucesores de los apóstoles), ya que salvo el Papa nadie puede entrometerse en sus parcelas.

4. A los Institutos seculares, como mera asociación de fieles, por una parte les es superfluo que su jefe sea un obispo y por otra dependen de los dicasterios (ministerios) y resto de las estructuras eclesiales.

5. Si un grupo quiere alcanzar poder ha de quitarse de encima el mayor número de jefes y supervisores, y dentro de la Iglesia, como hemos visto arriba, su máximo grado se logra si consigue transformarse en un obispado.

6. Todos los obispados han de tener almas encomendadas, pero éstas pueden ser clérigos y laicos (cum proprio populo: con pueblo propio) o sólo clérigos.

7. Por otra parte, los obispados pueden ser territoriales (los habituales, las diócesis, que siempre están constituidas por clérigos y laicos), o de ámbito universal (prelaturas personales) con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales (Canon 294 del Código de Derecho Canónico).

8. El ámbito de actuación del Opus Dei es universal, por lo que el obispado con el que alcanzar poder dentro de la Iglesia no podría ser territorial (una diócesis) sino una prelatura personal.

9. La Iglesia se puede definir como la comunidad universal de bautizados (sacerdotes y laicos) por lo que el tipo de prelatura personal que más poder podría darle al Opus Dei sería la que más se asemejara a la Iglesia: la de clérigos y laicos distribuidos por todo el mundo y bajo la única autoridad de su obispo prelado. Está estructura sería la de una iglesia paralela a la de Roma.

10. Como consecuencia de lo visto hasta ahora Álvaro del Portillo (primer sucesor del Fundador) solicita a la Santa Sede que el Opus Dei sea una prelatura personal cum proprio populo.

11. Varias conferencias episcopales y numerosos obispos se oponen a ese intento del Opus Dei puesto que de ahí a un cisma sólo hay un paso (un buen día el Prelado del Opus Dei se “calienta” y rompe con el Papa llevándose consigo a sus sacerdotes y laicos).

12. Ante esta situación Juan Pablo II le ofrece al Presidente General del Opus Dei (Álvaro del Portillo) la opción de hacer de esa Institución una Prelatura personal constituida única y exclusivamente por clérigos y en la que los laicos tan sólo puedan llegar a ser cooperadores suyos.

13. Aceptar esa solución suponía una gran traición a los seglares que confiaban en el Opus Dei como medio para elevar la dignidad del laico en la Iglesia y también a las promesas que Escrivá les hizo, como por ejemplo demuestran las siguientes palabras suyas: Hay que rechazar el prejuicio de que los fieles corrientes no pueden hacer más que limitarse a ayudar al clero [cooperar] en apostolados eclesiásticos. (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, punto 21).

14. No podemos saber si la idea de Escrivá era sólo la de alcanzar el poder en la Iglesia y que lo que predicaba sobre elevar la dignidad de los laicos no era si no una mentira más para lograr con ella anexionárselos como grupo de presión para obtenerlo, o que Álvaro del Portillo sucumbió ante la tentación que suponía alcanzar el obispado para con él aumentar poder dentro de la Iglesia, el caso es que aceptó la propuesta papal y con ella consumó la gran traición de la Institución a los laicos, así como al “supuesto” espíritu fundacional.

15. Hay quienes piensan que los adjetivos pueden anular al sustantivo, como que un gato “casero” deje de ser gato por el hecho vivir con una familia, o que un pez “espada” ya no es pez por poseer una alargada nariz, o que un cooperador por llamarse “orgánico” pierde su esencia de cooperador… Así debió suponer Álvaro del Portillo que pensaríamos los demás cuando aceptó lo que el Papa le proponía, y para desorientar al mundo de su garrafal traición siguió el dicho de que si no puedes convencerlos, confúndelos; entonces le pidió al Santo Padre que a los laicos que cooperaran con el Opus Dei se les designara como “orgánicos”, ya que de esa manera podría verter litros de tinta para ahogar en ella la degradación que supone excluirlos de su pertenencia al Opus Dei.

16. El Papa consumó la traición de Álvaro del Portillo a los laicos y a la predicación fundacional de Escrivá (a cambio de aumentar el poder de los mandos del Opus Dei) y la plasmó en los siguientes decretos, de los que el subrayado es mío:

Con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir prelaturas personales que consten de presbíteros y diáconos del clero secular. (Canon 294 del Código de Derecho Canónico).

Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella. (Ibíd., Canon 296).

Los laicos incorporados a la Prelatura [del Opus Dei] no modifican su propia condición personal, teológica o canónica, de comunes fieles laicos, Y como tales se comportan en toda su actuación y, concretamente, en su apostolado. (Apartado II-B, de la Declaración de la Sagrada Congregación de Obispos sobre la erección de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, 23 agosto 1982).

Los laicos -hombres y mujeres, solteros o casados, de todas las profesiones y condiciones sociales- que se dedican al cumplimiento del fin apostólico propio de la Prelatura [del Opus Dei] asumiendo unos compromisos serios y cualificados, lo hacen mediante un vínculo contractual bien definido, y no en virtud de unos votos. (Ibíd., Apartado I–C).

La jurisdicción de la Prelatura personal se extiende a los clérigos en ella incardinados, así como también sólo en lo referente al cumplimiento de las obligaciones peculiares asumidas por el vínculo jurídico, mediante convención con la Prelatura a los laicos que se dedican a las tareas apostólicas de la Prelatura: unos y otros, clérigos y laicos, dependen de la autoridad del Prelado para la realización de la tarea pastoral de la Prelatura. a tenor de lo establecido en el artículo precedente. (Juan Pablo II, Constitución Apostólica «Ut Sit»).

17. Desde el momento en el que esos decretos de arriba fueron promulgados los laicos dejaron de pertenecer al Opus Dei como miembros de derecho y pasaron a ser unos segundones de los clérigos. Por tanto, en la actualidad, por imperativo de la autoridad de la Iglesia, los laicos no pueden pertenecer al Opus Dei mientras no cambien su estado al de sacerdotes.

18. Un empleado es aquel que coopera con otro por medio de una relación contractual. Según esta definición, y resumiendo los decretos eclesiásticos vistos arriba, los laicos del Opus Dei son unos meros empleados de la Prelatura.

19. A un empleado a quien se le fuerza a entregar todo su dinero y energías a la empresa que le contrata se le designa como esclavo suyo. Como el Opus Dei hace eso al cien por cien con los laicos que cooperan con él como numerarios o agregados (y de forma diversa con los supernumerarios), concluimos en que aquellos son unos esclavos de los mandos de la Institución.

20. El Fundador les pedía a los suyos que fueran pillos, algo que supo hacer muy bien Álvaro del Portillo cuando añadió el adjetivo de “orgánico” a los laicos que cooperaban con los sacerdotes del Opus Dei; ya que con esa simple palabra ha logrado desviar casi todas las miradas del hecho fundamental de que no hay laicos que pertenezcan a la Institución. Pienso que es algo tan “increíble” que la gente se resiste a verlo a pesar de estar ante sus ojos. Es más, cuando alguien habla o escribe sobre el Opus Dei tiene en su imaginación a los laicos de la Institución, precisamente los únicos que no pertenecen a ella.

21. Si ahora los laicos del Opus Dei llevan un ritmo de vida igual al que tenían cuando era Instituto Secular, podríamos preguntarnos: ¿Qué más da que no pertenezcan de hecho y de derecho al Opus Dei?

En primer lugar es bueno saberlo porque los directores del Opus Dei procuran ocultarlo. Hasta donde alcanzan mis conocimientos actuales eso lo hacen para esconder la traición de que han sido objeto los laicos con el fin de alcanzar ellos poder (lo que hemos desarrollado más arriba); pero sobre todo porque ese hecho anula toda la mentalización y coacción psicológica a la que someten a los laicos sobre la maravillosa e inefable vocación al Opus Dei que predicó su Fundador y que es la mayor fuerza con la que los tienen retenidos. Así, por ejemplo, Escrivá acobardó a lo largo de toda su vida a los laicos de la Institución con palabras como las siguientes: “La vocación al Opus Dei es el don más grande que Dios puede concederle a un alma después del de la Fe”, o “dejar la Obra es condenarse a la infelicidad temporal y eterna“, o “prefiero que me digan de un hijo mío que ha muerto antes que ha perdido su vocación“, o “no doy cinco céntimos por el alma de quien haya dejado el Opus Dei“, o “rezad para que Dios os permita morir antes que dejar la Obra“ o “Si alguno de mis hijos nos abandona, que sepa que nos traiciona a todos: a Jesucristo, a la Iglesia, a sus hermanos de la Obra y a todas las almas”…

Y estas mismas coacciones se siguen empleando ahora.

Si los laicos descubren que no existe tal vocación al Opus Dei (porque los seglares no pertenecen a él, ya que a lo más a que pueden llegar en la Prelatura es a cooperadores de los sacerdotes), entonces ese miedo deja de operar en ellos, lo que les permite salirse del Opus Dei sin problemas psicológicos, espirituales y sin cargo de conciencia por suponer que con ello traicionan a Dios.

Al conocer su situación jurídica, reflejo fiel de la real, el laico cooperador (orgánico) del Opus Dei puede responder ahora:

¿Dónde se ha visto que el don más grande que Dios puede concederle a un alma después del de la Fe es el de ser cooperador en una institución formada sólo por clérigos?”, o “¿Cómo es posible que alguien pueda condenarse a la infelicidad temporal y eterna por dejar de cooperar con unos sacerdotes? “, o “El Fundador del Opus Dei debía estar loco cuando afirmaba que prefería que le dijeran que uno de los laicos cooperadores con la Obra había muerto antes de que había dejado de cooperar con ella, o al decir que no daba cinco céntimos por el alma de quien dejaba de serlo, o cuando instaba a rezar para que Dios les permitiera morir antes que dejar de cooperar con el Opus Dei“ o “¿Cómo puede ser que traicione a todos (a Jesucristo, a la Iglesia, a los de la Obra y a todas las almas) quien deja de ser cooperador con los sacerdotes del Opus Dei?”…

22. Finalizo este escrito con la reflexión de que al observar los laicos de la Prelatura tanta mentira e hipocresía, la búsqueda y obtención del poder a su costa, que son excluidos de pertenecer al Opus Dei, la manipulación de que han sido y son objeto, la traición a los principios fundacionales…, no me explico cómo es posible que al descubrir tanto enjuague no abandonen el Opus Dei en tropel.

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Los Forofos Supernumerarios Externos Del Opus Dei

febrero 3, 2007

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El Opus Dei No Busca La Santidad De Los Suyos

enero 2, 2007

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Ivan de ExOpus

No hay máquinas para fabricar santos en serie, clones pétreos hechos con recetas genéricas. Por el contrario, cada persona ha de ser tratada con esmero, como una pieza única en manos de quien la dirige espiritualmente.

Esto lo entiende muy bien san Josemaría cuando nos cuenta en el punto 60 de su libro Camino:

Si no levantarías sin un arquitecto una buena casa para vivir en la tierra, ¿cómo quieres levantar sin Director el alcázar de tu santificación para vivir eternamente en el cielo?

El que desea levantar un «alcázar» de ninguna manera le confía el proyecto al primer maestro de obras que aparezca, y se rebelará con todas sus fuerzas si además se lo pretenden imponer. Para un edificio de esa categoría se precisa un arquitecto experimentado y que sintonice con el dueño de la construcción. Y es de sentido común que ese arquitecto sea elegido por quien construye.

Siguiendo el símil del Fundador del Opus Dei lo mismo ha de aplicarse al Director espiritual: para algo tan importante como es la santidad, lo mínimo que se debe dar es la libertad para elegirle.

—oOo—

¿Por qué entonces en el Opus Dei el Director espiritual es impuesto?

Leámoslo en la última edición del Catecismo del Opus Dei (el subrayado es mío):

215. -¿Quiénes ejercen la dirección espiritual personal, en cuanto a las disposiciones interiores?

Ejercen la dirección espiritual personal, en cuanto a las disposiciones interiores, los Directores y los sacerdotes de la Obra. […] Para comprender lo anterior, ha de tenerse presente que es el mismo Opus Dei el que imparte la dirección espiritual, y nadie puede atribuirse el derecho exclusivo de ejercerla. Por tanto, quienes no han recibido esa misión del Padre o de los Directores Regionales, no pueden ser buenos pastores.

Por eso, en la Obra la dirección espiritual personal existe sólo in actu: cuando el Director escucha la Confidencia, y cuando el sacerdote confiesa o atiende charlas de dirección espiritual.

Si son muchos los miembros adscritos al Centro, los Directores pueden servirse, por indicación o con permiso del Vicario Regional, de otros miembros experimentados, para que les ayuden en su trabajo espiritual de dirigir a los demás.

221. -Estas confidencias de vida interior o de preocupaciones personales, ¿será conveniente que las tengan entre sí algunas veces los fieles del Opus Dei?

Nunca será conveniente que los fieles del Opus Dei tengan entre sí estas confidencias de vida interior o de preocupaciones personales, porque quienes cuentan con la gracia especial, para atender y ayudar a los miembros de la Obra, son el Director o la Directora – o la persona que los Directores determinen – y el sacerdote designado.

Además, si no se evitasen esas confidencias con otras personas, se podría dar lugar a grupos o amistades particulares, y se podría fomentar en algunos una curiosidad indebida sobre asuntos que no les incumben.

Los fieles pueden abrir libre y espontáneamente su alma al Director local y a la persona con la que hacen la Confidencia. Más aún, se recomienda vivamente esta Costumbre, en la que tanto insistió siempre nuestro Fundador, que todos han de cuidar fidelísimamente y que denota buen espíritu: pues es interés de cada miembro hablar con su Director, para obtener de su prudencia, fortalecida por la gracia del cargo, consejo y dirección en sus dudas y en la lucha ascética, y así adquirir y practicar las virtudes cristianas y progresar en la vida interior.

—oOo—

Ahí queda claro que el Director espiritual les es impuesto a los del Opus Dei por la Institución. Y eso es así porque es el mismo Opus Dei el que imparte la dirección espiritual, y nadie puede atribuirse el derecho exclusivo de ejercerla. Eso implica que el Opus Dei, contra toda norma de sentido común, y mandato de la Iglesia, expropia a los suyos del derecho inalienable de elegir al Director espiritual. Y cierra cualquier puerta para hacerlo de otra manera ya que nunca será conveniente que los fieles del Opus Dei tengan entre sí estas confidencias de vida interior o de preocupaciones personales, porque quienes cuentan con la gracia especial, para atender y ayudar a los miembros de la Obra, son el Director o la Directora.

¿No es un contrasentido que el Opus Dei predique de sí mismo que es un camino de santificación para después hacerlo muy difícil al imponerles a los suyos al Director espiritual? ¿Qué sentido puede tener esa exigencia antiespiritual?

La explicación nos la da ese mismo catecismo de la Obra en su punto 217:

¿Cuál es el objeto de la Confidencia?

El objeto de la Confidencia [Dirección espiritual], llena de sinceridad, que periódicamente debe tener cada miembro con el Director local o con la persona designada por los Directores, es identificar su espíritu con el de la Obra y mejorar sus actividades apostólicas.

—oOo—

CONCLUSIONES:

1) Con la Dirección espiritual el Opus Dei no busca la santidad de las personas (levantar el alcázar de su santificación para vivir eternamente en el cielo).

2) Sino hacer de los suyos unos clones de su Fundador al llevarles a identificar su espíritu con el de la Obra.

3) Y unos esclavos de los mandatos de quienes están en el vértice de su estructura porque quienes cuentan con la gracia especial, para atender y ayudar a los miembros de la Obra, son el Director o la Directora -o la persona que los Directores determinen- y el sacerdote designado; y quienes no han recibido esa misión del Padre o de los Directores Regionales, no pueden ser buenos pastores.

4) Y para implantarlo se inventan que no es la persona concreta quien imparte la Dirección espiritual ya que nadie puede atribuirse el derecho exclusivo de ejercerla.

5) Sino la Obra cuando se apropia esa facultad al ordenar que es el mismo Opus Dei el que imparte la dirección espiritual.

Iván

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Los Traidores Al Opus Dei

diciembre 30, 2006

Ivan de ExOpus

Es normal que mientras estás en la Obra consideres como unos traidores a quienes la dejan. Cuando en las meditaciones o charlas se comentan los pasajes evangélicos de la defección de Judas, acto seguido, siempre, de manera automática, se habla de la vocación al Opus Dei, de que no podemos abandonar a Cristo, de que somos sus apóstoles, de que el camino del descamino comienza por ocultar a los directores cosas pequeñas que terminan con nuestra salida de la “Barca” de la Obra… A fuerza de escuchar esto de forma sucesiva (Judas traidor >>> Dejar el Opus Dei) y en múltiples ocasiones, hace que se establezca en nuestro subconsciente la asociación irracional e indeleble de que quien abandona la Obra comete la misma traición de Judas, y como consecuencia de ello que el Opus Dei y su Fundador son Cristo.

Hago un inciso. En los llamados medios de formación del Opus Dei se habla mucho de Dios, de la Iglesia, de Cristo, del Evangelio, etc. Pero en realidad no es cierto, ya que todo cuanto se trata sobre esos temas es para redireccionarlo inmediatamente hacia el Opus Dei y su Fundador (de la manera expuesta en el párrafo de arriba). Para el Opus Dei sólo es divino el Opus Dei, por lo que todo lo dicho por el Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras solamente puede referirse al Opus Dei.

Volvamos a nuestro tema, lo esencial de la Obra de san Josemaría era que la Iglesia reconociera la dignidad del laico, que dejara de considerarle como un segundón de los clérigos.

El sucesor de san Josemaría, don Álvaro del Portillo, aprovechando el pontificado de un Papa que les era favorable siente una premura desatada para conseguir la figura jurídica definitiva del Opus Dei. Con esa precipitación acepta para siempre lo inaceptable para aquel espíritu fundacional: consiente que los laicos no formen parte esencial del Opus Dei sino que sean simples cooperadores (orgánicos) suyos. Y todo lo que quiso implantar su Fundador para elevar la dignidad del seglar es vendido por monseñor del Portillo por el plato de lentejas de poder mirar de igual a igual a cualquier obispo titular de una diócesis de la Iglesia.

¡Esto sí que es una traición al Opus Dei!

Los verdaderos Judas del Opus Dei no son los que se van de la Obra sino quienes desde dentro vendieron su espíritu fundacional por «treinta monedas de plata». Por tanto, según lo visto, se puede afirmar (porque está objetivamente demostrado) sin opinar (ya que no es un juicio subjetivo) y denunciar (pues es hacer público un delito contra el espíritu fundacional) sin calumniar (pues no es falso lo que se manifiesta) que los verdaderos Judas del Opus Dei son don Álvaro del Portillo y quienes entonces colaboraron con él.

—oOo—

APÉNDICE: Un Estudio Documental Sobre El Tema

Veamos el espíritu fundacional del Opus Dei según san Josemaría (las mayúsculas están puestas por mí):

EL OPUS DEI ES UNA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DE LAICOS, a la que pertenecen también sacerdotes seculares (una exigua minoría en comparación con el total de socios). (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, punto 24.)

Quiero hacer notar, porque es una realidad muy importante, que esos socios laicos del Opus Dei que reciben la ordenación sacerdotal, no cambian su vocación. […] LA ORDENACIÓN SACERDOTAL NO ES, POR ESO, EN MODO ALGUNO UNA ESPECIE DE CORONACIÓN DE LA VOCACIÓN AL OPUS DEI: es una llamada que se hace a algunos, para servir de un modo nuevo a los demás. Por otra parte, EN LA OBRA NO HAY DOS CLASES DE SOCIOS, CLÉRIGOS Y LAICOS: TODOS SON Y SE SIENTEN IGUALES, y todos viven el mismo espíritu: la santificación en el propio estado (Ibíd. p. 69).

Y lo que don Álvaro permitió:

Con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir PRELATURAS PERSONALES QUE CONSTEN DE PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS DEL CLERO SECULAR (Canon 294 del Código de Derecho Canónico).

Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, LOS LAICOS PUEDEN DEDICARSE A LAS OBRAS APOSTÓLICAS DE LA PRELATURA PERSONAL; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el MODO DE COOPERACIÓN ORGÁNICA y los principales deberes y derechos anejos a ella. (Ibíd., Canon 296).

—oOo—

Aquí sólo hemos tomado un botón de muestra del sentir unánime de san Josemaría sobre el tema. Como hemos leído, el Opus Dei según la mente de su Fundador es una organización internacional de laicos, a la que pertenecen también sacerdotes seculares. Ahora, por el contrario, es una institución de la Iglesia formada exclusivamente por presbíteros y diáconos (sacerdotes), y en la que los laicos mediante un vínculo contractual pueden dedicarse a las obras apostólicas a modo de cooperadores (orgánicos) suyos.

Para san Josemaría ordenarse sacerdote no es una coronación de la vocación al Opus Dei, pues en la Obra no hay dos clases de socios, clérigos y laicos: todos son y se sienten iguales. Y tras lo que don Álvaro permitió el Opus Dei ni siquiera está formado por dos clases, sólo hay una: la de los sacerdotes, ya que los laicos no pertenecen al Opus Dei, simplemente cooperan (orgánicamente) con él.

Conclusión: Como se demuestra documentalmente, don Álvaro traicionó el espíritu fundacional del Opus Dei cuando permitió que se transformara en el tipo de Prelatura Personal que es.

Iván

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Nuevo Boletín Mensual

diciembre 30, 2006

Nombre del Boletín: «ExOpus: Los Otros Del Opus Dei».

Dirección del Grupo: www.domeus.es/groups/exopus

Descripción: Boletín mensual para difundir el índice de los libros y escritos importantes sobre el «Otro» Opus Dei (con una breve reseña) aparecidos en Internet durante el mes anterior (no sólo los de ExOpus).

Con una periodicidad variable se mandarán números extraordinarios con objeto de que al final quede reseñado todo lo existente sobre el tema (añadiéndose de esta manera al primer envío, poco a poco, lo publicado con anterioridad a él).

No se descarta en el futuro la ampliación a otro tipo de noticias y servicios.

Para suscribirse por e-mail: exopus-subscribe@domeus.es

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3. Por las fechas navideñas en que nos encontramos, y en espera de tener un número suficiente de suscriptores, el primer Boletín conteniendo las novedades de diciembre se enviará el día 7 de enero de 2007 a las 20:00 horas de España. Los siguientes se mandarán el día 1 de cada mes a las 07:00 horas.

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5. El que tenga intención de suscribirse, que lo haga cuanto antes.

Ivan de ExOpus

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