El Alma Del Opus Dei

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El Alma Del Opus Dei

Iván de ExOpus, 22-10-2007

ÍNDICE

1 – El fundamento de la Religión Cristiana.

2 – El mensaje de Cristo.

3 – La espiritualidad del Opus Dei

4 – La espiritualidad como fundamento de la praxis.

5 – Cómo actuar ante esta realidad.

—oOo—

1 – El fundamento de la Religión Cristiana.

Al principio Dios creó a la primera pareja humana inocente y la destinó a vivir en el Paraíso. El Demonio les tienta a desobedecer al Creador, sucumben a la prueba y libremente cometen su primer pecado cuyas consecuencias, tanto para ellos como para su descendencia, son la pérdida de la unidad con Dios y el castigo de una vida llena de penalidades.

Cabe preguntarse: ¿Por qué no intervino Dios e impidió que se cometiera ese pecado?

La respuesta unánime de los teólogos es que eso no fue así porque lo que Dios más ama del hombre es su libertad. Si hubiera intervenido en aquella elección de Adán y Eva habría sido con coacción, y Dios abomina de tal manera violentar la libertad que prefirió la perdición de los hombres antes que salvarlos a la fuerza.

Pero Dios ama tanto al hombre que para deshacer ese desaguisado y recuperar la intimidad con él decide redimirle. Para lograrlo la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se encarna en Jesús de Nazaret, toma sobre sí todos los pecados de los hombres y paga por ellos con su vida, pasión y muerte.

La complicación y molestia de la Redención se podrían haber evitado con algo tan simple como es que Dios hubiera forzado «un poco» la libertad humana para que le eligieran a Él en vez de aquello que Satanás les proponía. Mas prefirió hacerse hombre y padecer lo indecible antes que tener que violentar un ápice la libre elección de los humanos.

Como consecuencia de lo visto, la moral católica nos dice que no hay mérito ni culpa en un acto realizado por un hombre que carece de libertad.

2 – El mensaje de Cristo.

Como no podía de ser de otra forma, Jesús también odia la coacción:

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen violencia sobre la gente. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mt. 20:25-28).

——–

Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (Mt. 26:51-53).

——–

Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu procedéis; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea (Lc. 9:53-56).

Y así de antiacosadora, anticoactiva y respetadora de la libertad ajena fue toda la vida del Maestro (excepto en una ocasión, que trataremos en detalle más adelante).

3 – La espiritualidad del Opus Dei

Al ser el Opus Dei una institución de Jesucristo, también debería ser una enamorada y defensora de la libertad de los hombres, tal y como lo es para el Creador; y que por tanto tendría que preferir que la gente se apartara de Dios libremente a que se fuera a Él con coacción.

Todo lo visto hasta aquí no es algo de mi cosecha, es la pura doctrina cristiana. De tal forma es así que no son ni deben llamarse cristianos quienes fundamenten su espiritualidad en algo opuesto a la defensa sin límites de la libertad personal de cada hombre.

Escuchemos lo que la Obra nos cuenta:

Misión y medios: ¿Qué aspectos principales configuran la misión del Opus Dei?

Los aspectos principales que configuran la misión del Opus Dei —exclusivamente espiritual y apostólica— son: la santificación de sus miembros y la promoción de una efectiva vida cristiana entre personas de todos los ambientes sociales, especialmente entre los intelectuales (Art. 3, punto 18 de la sexta edición del Catecismo del Opus Dei, Roma 1995).

Según la voz oficial del Opus Dei, que acabamos de leer, su primera misión es la santificación de sus miembros, de la que deriva la segunda: extenderla a los demás por medio de la promoción de una efectiva vida cristiana.

Ahora veamos sobre qué plano se construye la santidad del colectivo Opus Dei.

El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza (Camino, punto 387, José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei).

Con esta formulación que eleva la coacción a nivel de santa, y que es la que según Escrivá les pide el Señor a los suyos, el Fundador de la Obra nos está contando:

1) Que no puede ser Dios (amante de la libertad) el «Señor» que les pide a los del Opus Dei que fundamenten el plano de su santidad en la coacción, sino el Anticristo (alguien enemigo de lo que Dios ama y que se disfraza de Cristo para destruir a la Iglesia desde dentro).

2) Que han de unir la intransigencia y la desvergüenza a esa coacción.

3) Por lo que la espiritualidad del Opus Dei no es la de un grupo cristiano.

Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide…, ¿no vamos a poder emplear la misma coacción -la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma? (Ibíd. 399).

El Creador permite que Adán y Eva suiciden idiotamente su alma con tal de no forzar su libertad… Jesús no aplica violencia sobre nadie… y Escrivá nos viene con que Dios está equivocado y que sí que hay que coaccionar con desvergüenza e intransigencia a la gente para que hagan lo que el Fundador del Opus Dei entiende que es para ellos la Vida (con lo que se coloca por doble partida en el lugar de Dios al hacerse también conocedor de lo que más le conviene a cada persona).

Desde luego que a lo largo de la historia eclesiástica abundan personas e instituciones que han coaccionado a los demás, haciéndose así seguidores del Anticristo, mas lo difícil de encontrar hasta la llegada del Opus Dei es que alguien haya definido como santa a esa violencia, y que la haga la base del plano de la santidad que les pide el Señor.

4 – La espiritualidad como fundamento de la praxis.

La espiritualidad, o manera de buscar la santidad, es el alma que mueve a cada institución y por tanto determina las manera de actuar de los suyos. Dicho de otra forma, una vez conocida la espiritualidad de un grupo se puede predecir la forma de obrar de aquellos que pertenezcan a él.

Lo anunciado, y que a nadie puede extrañar, es que las monjas de la Madre Teresa de Calcuta dediquen su vida a atender a los más desfavorecidos de la Tierra, ya que esa es su espiritualidad; lo chocante sería encontrarlas jugando a Bolsa en Wall Street.

Por lo mismo, si la espiritualidad del Opus Dei está determinada por la intransigencia, la desvergüenza y la coacción; y si esas notas son esencialmente anticristianas; entonces lo normal será que el Opus Dei acose a las personas de forma desvergonzada e intransigente, que mienta, que viole las leyes civiles y religiosas, los derechos humanos de la gente…, y lo que haga falta, ya que actuando así creen vivir lo que su Fundador dejó marcado como el plano de la santidad que el Señor, según él, les pide.

Si ésta es el alma del Opus Dei, lo que le da la vida, podemos entender con claridad la raíz y el porqué de todo lo anticristiano que denunciamos del Opus Dei.

5 – Cómo actuar ante esta realidad.

Más arriba anuncié que el Maestro sólo empleó la violencia en una ocasión, y fue para expulsar del Templo a los operarios del Anticristo (anti-Dios). Leámoslo:

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y a las ovejas y a los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis un mercado de la casa de mi Padre. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume (Jn. 2:13-17).

Siguiendo el ejemplo de Jesús, lo que un discípulo suyo ha de hacer cuando descubre que un grupo del Anticristo se ha metido en la Iglesia y en la sociedad para esquilmarlas, es trenzar un látigo con lo que tenga más a mano y con él expulsar a los enemigos de Dios y de los hombres de la cueva de ladrones en que han transformado su Templo.

FIN

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