Encuesta realizada entre 1970 y 1974
ALEJANDRO ROJAS-MARCOS DE LA VIESCA Abogado. Sevilla
Me planteo la cuestión de dos planos: el religioso y el político. Pero esta distinción la hago sólo a efectos expositivos, no porque crea que son dos realidades la entidad religiosa Opus Dei y el grupo sociopolítico que la opinión pública conoce con este nombre. Son dos perspectivas inseparables de un mismo fenómeno sociológico. Habría que plantearse hasta qué punto ambas perspectivas no están unidas por una relación causa-efecto. No entro en si es o no moralmente real la unidad religioso-política del Opus, pero desde luego sí lo es sociológicamente, es decir, real en sus consecuencias.
1º Desde el punto de vista religioso, no soy del Opus Dei porque cada vez creo más en el espíritu del mensaje de Jesucristo y menos en ciertas versiones de la letra de la Iglesia; más en la conciencia como mandato sagrado y menos en un montaje religioso juridicista; más en los hombres con fe, esperanza y caridad, y menos en los «escogidos» con estado de perfección; más en el reto de Dios y menos en los «providencialismos»; más en la solidaridad universal y menos en la selección proselitista de una élite; más en el riesgo y menos en la custodia; más en las dificultades de las múltiples vías de entendimiento con Dios y menos en la seguridad del único camino; más en la dialéctica religiosa y menos en el conformismo unánime. Hay que meditar sobre esta entidad religiosa como probable fruto de determinadas actitudes históricas de la jerarquía eclesiástica española.
2º Desde el punto de vista socio-político, no soy del Opus Dei porque mis convicciones políticas están lejos de lo que este grupo representa. Es el fruto natural de un régimen autoritario. Es una especie de «despotismo» no precisamente ilustrado, sino «operativo», que mantiene la tesis, por cierto materialista, de que al mundo no le mueven las ideas, sino las realizaciones, la dictadura de la eficacia. Este tipo de grupos no resiste el régimen de partidos, no tiene base popular ni contenido ideológico. Su aparente actitud de apertura no es real, sino mera dialéctica frente a la cerrazón del partido único. Pretenden sustituir la libre y espontánea participación de los ciudadanos con la «fabricación» de dirigentes estereotipados. En definitiva, quieren «comprar» el consenso del pueblo con el aumento de su consumo. Este grupo, en el campo económico, ha supuesto un «bluff» con pretensiones de neocapitalismo europeísta. Su política cultural ha tenido poco rigor y mucho control; los objetivos han sido decididos más en función de la utilidad que de la necesidad, es decir, más para «servirse de» que para «servir a».
¿PORQUÉ NO SOY DEL OPUS DEI?…
SENCILLAMENTE; PORQUE DESPUÉS DE LO QUE HAN EXPUESTO ANTERIORMENTE LA MAYOR PARTE DE LOS «FOREROS» SOLO SE ME OCURRE DECIR ALGO QUE SE CAE POR SU PROPIO PESO: SI AL JESUS DE LOS EVANGELIOS SE LE HICIESE ESA MIS PREGUNTA CREO QUE RESPONDERÍA…»VADE RETRO SATANÁS»