Ivan de ExOpus
Algunas prácticas del Opus Dei que manifiestan como se considera superior (o suplantador) de la iglesia.
1. Ningún miembro suyo duda que el Opus Dei es quien tiene la única voz válida en la Iglesia (también yo mientras estuve allí), y que las demás estructuras y grupos eclesiales están equivocados si no dicen y hacen exactamente lo mismo que la Obra.
2. La mínima crítica negativa al Opus Dei es considerada por sus miembros como un pecado terrible, algo semejante a afirmar alguna imperfección de Dios (o de la Iglesia Perfecta).
3. Todos hemos vivido la intolerancia total de la Obra ante quienes administraban la eucaristía de las otras maneras que la Iglesia permite pero que no son las que el Opus Dei tolera: bajo las dos especies en vez de una o administrada sobre la mano del comulgante en lugar de en la boca o por un laico en vez de por el sacerdote.
4. Cuando un miembro de cualquier institución de la Iglesia que no sea la Obra oye decir que ha llegado algo de Roma o que va hacia allí (por ejemplo un escrito), piensan inmediatamente que viene del Papa o que va al Papa, menos en el Opus Dei en donde se sabe que eso hace referencia al Prelado, que es de quien viene o va cuando ellos se refieren a Roma, con lo que con esas palabras se sustituye la sede de Pedro por la del Opus Dei.
5. Cuando los sacerdotes numerarios que son obispos entran en un centro del Opus Dei han de quitarse todos los signos distintivos de su cargo (el anillo, por ejemplo) por lo que a un sucesor de los apóstoles, que por su dignidad se ha de distinguir necesariamente de los demás, la Obra le rebaja ante sus miembros para que sólo el Prelado figure como importante ante ellos
6. Cuando el Fundador del Opus Dei anatemiza con que la vocación al Opus Dei es el don más grande que Dios les ha dado después del de la Fe, o que dejar la Obra es condenarse a la infelicidad temporal y eterna, o que prefiero que me digan de un hijo mío que ha muerto antes que ha perdido la vocación, o que no doy ni cinco céntimos por el alma de quien haya dejado el Opus Dei, o rezad para que Dios os permita morir antes que dejar la Obra…, con todas esas palabras está identificando al Opus Dei con la Iglesia.
7. Tras el Concilio Vaticano II el fundador del Opus Dei afirmaba que el Demonio se había metido en el Vaticano por la Cúpula. No se sabe muy bien si se refería al Papa o al propio Concilio o a ambos, mas en cualquier caso significaba que su criterio era superior al de todos, incluida a Iglesia, lo que le permitía demonizar sus más altas instancias.
8. Debido a que todos los medios de formación, tertulias, conversaciones privadas, etc., se centran única y exclusivamente en el Opus Dei y en sus labores, cualquiera de la Obra es un ignorante absoluto sobre el resto de los movimientos y grupos de la Iglesia (para que van a conocerlos si lo único válido es lo que dice y hace el Opus Dei).
9. Los ejemplos que se ponen en las charlas del Opus Dei sobre pocas luces, egoísmo, falta de pobreza o caridad, etc., casi siempre están protagonizados por monjas o frailes.
10. La Iglesia determina que el Opus Dei está compuesto por sus sacerdotes y en el que los laicos sólo son cooperadores (orgánicos) suyos. El Opus Dei no lo tolera y confunde a los suyos tergiversándoles esa realidad, y lo publica en documentos internos que celosamente oculta de la mirada de todos, incluida la Jerarquía de la Iglesia.
11. La dirección espiritual que se vive en la Obra está condenada por la Iglesia (no es unipersonal y secreta sino conocida y supervisada por el colectivo de directores de cada alma). El Opus Dei, en vez de rectificar, continúa obrando de igual manera, y para no ser descubierto incluye su doctrina errónea en esos documentos internos (secretos) vistos en el apartado anterior. Con esta desobediencia hipócrita el Opus Dei sustituye a la Iglesia.
12. El Opus Dei desobedece a la iglesia cuando viola de forma metódica y premeditada muchos Derechos Humanos Fundamentales, lo que es incompatible con el cristianismo.
Todo esto es algo muy serio. Es la herejía señalada por el Papa en los movimientos religiosos, consistente en que se vivencian a si mismos como la única y verdadera Iglesia (en su praxis, no en sus palabras).
Y una herejía siempre implica la excomunión inmediata del Cuerpo Místico de Cristo.