Publicado por primera vez el 09 julio 2004
Iván de ExOpus
Cortamos unas porciones de queso, hacemos con ellas un bocadillo y se lo damos a nuestro hijo para merendar. Entonces un amigo nuestro que lo ve nos comenta que dar demasiado queso a un niño puede perjudicarle. Le escuchamos con diligencia y atendemos sobre los perjuicios que puede producir el queso. La siguiente vez que llevamos al niño al médico le consultamos sobre lo que nuestro amigo nos dijo y si el profesional nos lo confirma, se acabó dar de merendar queso a nuestro hijo.
Cuando el bien que proporcionamos a otro es para su beneficio, estamos abiertos al diálogo para así poder modificar nuestra conducta equivocada (e incluso pagamos por ello).