Iván de ExOpus
Carísimos: En mis conversaciones con vosotros repetidas veces he puesto de manifiesto que la empresa, que estamos llevando a cabo, no es una empresa humana, sino una gran empresa sobrenatural, que comenzó cumpliéndose en ella a la letra cuanto se necesita para que se la pueda llamar sin jactancia la Obra de Dios […] Indudablemente muchas de esas organizaciones que han nacido ahora, como reacción natural de las almas nobles y cristianas ante la labor anticatólica de la revolución española —y aun otras organizaciones más antiguas, españolas y extranjeras—, a pesar de su fin sobrenatural, son empresas meramente humanas (Josemaría Escrivá, Instrucción acerca del espíritu sobrenatural de la Obra de Dios, puntos 1 y 17).
Lo que se cuenta arriba sobre el Opus Dei sólo es aplicable a la Iglesia (una gran empresa sobrenatural), el resto de las instituciones se han de conformar con lo que san Josemaría asevera de las que no son la suya: que a pesar de su fin sobrenatural, son empresas meramente humanas.
¿Acaso el Fundador del Opus Dei se consideraba semejante a Dios para llegar a afirmar con esa rotundidad que su grupo es tan divino como la Iglesia y por tanto distinto y superior a los demás?
La realidad es que dentro del Opus Dei se vive como si así fuera.
Y de ahí vienen todos los males del Opus Dei.